Por qué no hay que casarse después de los 35

Para una porción esencial de las personas casarse y hacer una fiesta en el salon de eventos belgrano es algo anacrónico. Algo que hicieron los progenitores, abuelos y demás ancestros en un salon de fiestas, por diferentes motivos, ninguno de los que el día de hoy tienen exactamente el mismo significado y trascendencia. Salvo el amor, claro, mas eso no precisa de contratos. Las estadísticas nupciales del Ministerio de Salud de la Nación pueden dar cuenta de eso. Cada vez se casan menos personas. En el dos mil doce, por caso, se casaron ciento treinta y mil novecientos veintidos parejas; en dos mil trece, 123.810; en dos mil catorce, 119.266; y en dos mil quince, ciento 15 mil novecientos veintiuno. Hay una tendencia marcada. Y conforme una investigación de la UCA, entre dos mil cuatro y dos mil once, los nacimientos “extra-matrimoniales” superaron a los maritales. Al tiempo que los primeros medraron un treinta y dos,2 por ciento , los segundos redujeron un veinticinco por ciento .
Mas eso son solo números. Fríos, como su lógica indefectible. De esta forma lo comprenden otras bastantes personas que sí escogen casarse (sea por la razón que fuera) con sus parejas sin importarles esas cantidades, o bien lo que significan. Un caso excepcional es el casamiento igualitario: hubo más de dieciseis y doscientos desde su implementación en dos mil diez -si bien, desde entonces, acá sobrevuelan cosas considerablemente más profundas-.
Ahora bien, si la opción es casarse, hay una cuestión más a tener en consideración. Y la más esencial, a propósito. Casarse significa “amarse y respetarse hasta el momento en que la muerte los separe” (¿quién no se casa “para siempre”?) mas eso, como se sabe de más, es exageradamente bastante difícil. En Caba hubo más de quinientos mil de divorcios en la última década. Hilando más fino: día tras día, 15 parejas se separan. En la mayor parte de los casos, se trata de hombres y mujeres que llevan por lo menos 9 años juntos y que andan por los cuarenta y pico.
En la Provincia de la ciudad de Buenos Aires, la cantidad de divorcios pasó de dieciseis y trescientos quince en dos mil diez, a quince.501 en dos mil catorce. Claro que hay que tener en consideración que desde mil novecientos noventa bajaron en un sesenta por ciento los casamientos por iglesia y en un cuarenta por ciento por civil. En Córdoba, por poner otro ejemplo, hay seis divorcios cada diez casamiento. Lo dicho: una labor dura, continua y que requiere mucha paciencia, cuanto menos. Y acá el amor ya no pesa tanto.
Estas cantidades son afines en el mundo entero. El portal Hopes and Fears compendió datos para saber exactamente en qué países las relaciones son más y menos durables. Allá especifica que el primer sitio lo ocupa Italia, donde el matrimonio en promedio dura de quince años y dieciocho cuando el divorcio es terminante y que consigue lograr una tasa de trescientos siete por ciento . Entonces está Canadá, con una media nacional de catorce años con una tasa de divorcios del cuarenta y ocho por ciento . Lo siguen: franceses, mexicanos, australianos, los estadounidenses, sudafricanos, nipones y británicos.
Entonces, juntando todos estos datos, haciendo cruzamientos, analizándolos y estudiándolos, uno podría sacar alguna conjetura. Alguna enseñanza útil -cuál no lo es-. Y eso fue lo que hizo Nicholas Wolfinger, un maestro de la Universidad de Utah, en USA, y especialista en relaciones de pareja, que tomó la Encuesta Nacional de Desarrollo Familiar (NSFG) de dos mil seis a dos mil diez de ese país, y sacó una conclusión estadística: a fin de que la pareja tenga éxito en el tiempo, hay que casarse ya antes de los treinta y cinco años. Particularmente entre los veinticinco y los treinta y dos años.
Nicolas Wolfing asegura que su análisis prueba que ya antes de los treinta y dos, todos los años auxiliar a la data del matrimonio reduce el peligro de divorcio un once por ciento , mas tras esa edad, el peligro acreciente solo un cinco por ciento .
Causas del divorcio
El estudio no solo se fundamentó en la edad como probable causa de separación, asimismo examinó otras variables, por servirnos de un ejemplo, el tiempo que los dos miembros de la pareja sostuvieron la relación. Acá no hubo tantas sorpresas: los que habían salido a lo largo de menos de un año tenían más posibilidad de separarse que aquellos que llevaban junto más de 3 años.
Sorprendentemente, el costo del anillo de compromiso asimismo podría ser una posible culpable de una separación, entre más costoso resulta más probable que haya una.
Treintañeros ególatras
“Casarse a mediados de los treinta puede ser más bastante difícil que hacerlo ya antes debido a la complejidad de amoldarse a los retos de ser un ‘nosotros-algunos’ en vez de sencillamente atender y satisfacer las necesidades de solo ‘yo”, le asegura a El Confidencia Sheela Mackintosh Stewart, líder de relaciones y asesora marital.
“En primer sitio, en lo relativo a la carrera, resulta más probable que a estas edades se esté en un puesto directivo medio con mayores responsabilidades laborales, personales y viajes, todo lo que requiere tiempo, esmero, energía y un agobio auxiliar que afecta el tiempo familiar y del cónyuge. En segundo, la presión y el agobio auxiliar de tener que combinar de forma simultánea el matrimonio, la carrera y los hijos, si lo quieres, en unos pocos años”, agrega.
“Para mediados de los años treinta, la mayor parte de las personas se han transformado en alguien que se ha hecho a sí mismo, más seguros, confiados y con unas determinadas formas y comportamientos. Como inconveniente, se puede terminar teniendo una conducta ególatra y menos flexible, lo que es incompatible para el éxito conyugal”, explica.